De la mano del IMSERSO y Farpe, un grupo de 43 personas con la patología Distrofias Hereditarias de la Retina hemos recorrido tierras aragonesas y hemos disfrutado de sus pueblos, su gente, su gastronomía y su cultura en un viaje lleno de momentos inolvidables.

Desde el primer día pudimos disfrutar de la magnífica oferta gastronómica que nos ofrece este territorio y pudimos disfrutar de un emplazamiento privilegiado en el centro de la ciudad para alojarnos, facilitando la visita a los centros de interés de capital aragonesa.

Para empezar la experiencia, una panorámica de la ciudad de Zaragoza nos deleitó con sus rincones, muralla, el teatro romano o Lonja de Mercaderes. Nuestra primera parada fue una visita al magnífico palacio de la Aljafería, uno de los monumentos más importantes de la arquitectura hispano-musulmana del siglo XI.

 

 

 

 

 

 

 

Después seguimos la ruta por el centro histórico de Zaragoza y visitando la famosa Basílica del Pilar, para acabar degustando el típico «Ternasco de Aragón».

Otra de nuestras paradas fue la visita a la Ribera de Navarra, donde se encuentra el desértico paraje de las Bardenas Reales, donde el agua desordenada y violenta de los días de tormenta ha erosionado formas caprichosas en este espacio tan singular.

A continuación realizamos una de las paradas obligatorias en la zona y nos dirigimos a la «Mejana de Tudela», también llamada la «huerta VIP de España», donde un hortelano de Tudela nos abrió las puertas de su huerta y nos explicó los secretos de sus verduras y hortalizas, permitiéndonos olerlas, tocarlas y degustarlas. Todo un viaje por los sentidos.

Nuestro viaje continuó con la visita a Tudela, una de las ciudades de origen islámico más importantes de España y de Europa, donde visitamos la Catedral de Santa María, declarada Monumento Nacional desde 1884.

El día siguiente realizamos una visita al Monasterio de Veruela, monasterio cisterciense donde visitamos su magnífica iglesia y sus dependencias.

Continuamos visitando pueblos cercanos con encanto, asi que nos dirigimos a Tarazona, donde realizamos una visita guiada por toda la ciudad, conociendo todos sus rincones, destacando la vista a la Catedral de Santa María de la Huerta.

Una de las paradas obligatorias en nuestro viaje por la zona era la visita al Monasterio de Piedra, donde pudimos pasear por el parque natural y disfrutar de sus cascadas y jardines en una experiencia inolvidable.

Para concluir realizamos la visita a una bodega donde nos explicaron el proceso de crianza del vino y visitamos sus viñedos y barricas. Posteriormente realizamos una cata donde pudimos degustar tres de sus variedades y nos obsequiaron con una botella. El broche perfecto para poner fin a nuestra experiencia por esta magnífica ciudad.

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