Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE)

La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es una enfermedad crónica y degenerativa que afecta a la mácula, la región central de la retina responsable de la visión central. Esta parte de la visión es esencial para realizar actividades como leer, ver televisión o reconocer rostros. Sin embargo, a pesar de la pérdida de la visión central, la visión periférica suele permanecer intacta, permitiendo a los pacientes realizar actividades básicas como caminar o desplazarse.

La DMAE es la principal causa de ceguera legal en adultos mayores en muchos países. En España se estima que un 10,3% de la población mayor de 65 años padece formas incipientes de DMAE, que no afectan aún a la visión, y un 3.4% formas avanzadas con pérdida importante de visión, lo que corresponde a un total de algo más de 1.000.000 de personas afectadas por esta patología. Dicho de otra forma, aproximadamente 1 de cada 7 españoles de esta edad padece DMAE en alguna de sus formas.

Aunque la causa exacta de la DMAE es desconocida, SU principal factor de riesgo es la edad avanzada (es más frecuente en mayores de 60 años). Existen otros factores asociados al desarrollo de la DMAE, algunos de ellos evitables:

  • Estrés oxidativo: A través de la vida y como resultado de la actividad metabólica por exposición prolongada a la luz solar sin protección adecuada, el cuerpo produce unas moléculas pequeñas llamadas radicales libres. Los radicales libres afectan a nuestras células, dañándolas ocasionalmente. Por eso hacer dieta rica en antioxidantes (frutas, verduras o pescados grasos) la previene.
  • La herencia, es decir tener familiares que padecen o han padecido DMAE, es otro factor de riesgo
  • El tabaquismo
  • La hipertensión arterial
  • La obesidad y niveles altos de colesterol también podrían asociar un mayor riesgo de DMAE.

Síntomas

La DMAE es bilateral, pero puede afectar en sus formas avanzadas primero a uno y pueden pasar meses o años hasta que se afecta el segundo ojo. En las formas iniciales de la enfermedad, los pacientes pueden no ser conscientes de que la padecen, aunque a vedes sí notan leves cambios como necesidad de luz más brillante para ver de cerca, sensación de que los colores parecen menos intensos o brillantes, o dificultad para la adaptación a la luz.

Los síntomas más comunes de las formas más avanzadas incluyen: 

– Visión distorsionada (las líneas rectas parecen onduladas).

– Aparición de manchas negras o borrosas en el centro del campo visual.

– Pérdida gradual de la visión central, dificultando actividades como leer o reconocer rostros.

Clasificación

Los pacientes que están en la fase precoz o inicial de la enfermedad pueden presentar cambios por el envejecimiento consistentes en la aparición de unos depósitos amarillentos en el fondo de ojo que llamamos DRUSAS, pero a pesar de ello van a conservar buena visión. Pero estos pacientes con drusas (1 de cada 10 mayores de 65 años) tienen riesgo de perder visión si la enfermedad avanza hacia formas avanzadas, que se dividen en formas atróficas y formas húmedas.

En las formas avanzadas secas o atróficas se pierde visión por una muerte progresiva pero normalmente muy lenta de las células del área macular. También se habla de Atrofia geográfica en estos casos.

Por su parte, la DMAE avanzada húmeda o exudativa consiste en la aparición de vasos anómalos debajo de la retina, que se asocia con hemorragias y salida de líquido a su alrededor, lo que la daña mucho más rápidamente la retina de lo hacen las formas atróficas. Afortunadamente, aunque esta es la forma más grave de DMAE avanzada, tenemos tratamientos para detener la evolución de la enfermedad.

Conviene hacer unos comentarios adicionales aclaratorios sobre el calificativo SECA que en esta enfermedad genera confusión a pacientes y familiares. En primer lugar, no tiene ninguna relación con la Enfermedad de Ojo Seco, ya que esta última produce molestias de superficie ocular por déficit de la lágrima, mientras que la DMAE no molesta. En segundo lugar, a veces los oftalmólogos señalan en sus informes que los pacientes con drusas tienen DMAE seca, pero evidentemente, no es lo mismo tener drusas que tener atrofia geográfica pues los primeros no suelen tener aún una afectación tan marcada de la visión central como los segundos. Por último, los pacientes con DMAE húmeda que han sido tratados, a veces escuchan a los oftalmólogos decir que la retina está “seca”, cuando ha desaparecido el líquido que se acumula en la retina o debajo de la retina, lo que implica un efecto positivo del tratamiento, pero que no es exactamente lo mismo que tener atrofia.

 Diagnóstico

 Es crucial acudir al oftalmólogo ante la presencia de cualquier síntoma. La detección temprana se realiza mediante pruebas como la rejilla de Amsler, fondo de ojo y fotografías especiales como la autofluorescencia o la angiografía fluoresceínica, y tomografía de coherencia óptica (OCT)**, que permiten evaluar detalladamente la retina.

Tratamiento

Las formas incipientes de DMAE (pacientes con drusas) no tienen tratamiento, pero existen estrategias preventivas que retrasan el avance de la enfermedad, como suplementos antioxidantes específicos y el control de factores de riesgo.

Para la DMAE atrófica, los suplementos antioxidantes específicos también parecen enlentecer la evolución de la enfermedad. En Estados Unidos existen algunos tratamientos aprobados para pacientes que aún no han perdido la visión foveal como el Pegcetacoplán o el Avacincaptad pegol, pero no han sido aprobados por la Agencia Europea del Medicamento por lo que no pueden ser utilizados en nuestro país.

Para los pacientes con DMAE húmeda el tratamiento más habitual es la terapia antiangiogénica (inyecciones intravítreas). Estos fármacos son normalmente sustancias que bloquean el llamado “factor de crecimiento endotelial vascular” o VEGF por lo que se denominan fármacos Anti-VEGF. El VEGF favorece la formación de vasos anormales e induce la salida de líquido de estos vasos dando lugar a un acúmulo de fluído en la retina. Bloquear este factor con estos fármacos puede ralentizar la pérdida de visión y, en algunos casos, puede mejorarla. El oftalmólogo determinara cuantas inyecciones necesitara el paciente y con qué frecuencia. Las inyecciones se ponen con anestesia local (gotas de anestesia). Estas inyecciones no curan la enfermedad ni devuelven la visión perdida y en algunas ocasiones, a pesar del tratamiento, se sigue perdiendo visión. Como todos los tratamientos, las inyecciones de anti-VEGF tienen posibles efectos secundarios, riesgos y complicaciones: la mayoría de las veces son complicaciones menores como dolor ocular, enrojecimiento ocular, hinchazón, visión de moscas volantes, aumento de la tensión ocular. Excepcionalmente puede tener complicaciones más graves como desprendimiento de retina o infección intraocular.

Importante:

  • Deje de fumar.
  • Siga una dieta rica en antioxidantes: en vegetales, frutas, granos enteros, semillas y nueces; y pobre en grasas animales.
  • Cuide su Tensión Arterial.
  • Realice visitas al oftalmólogo de manera periódica a partir de los 55-60 años, sobre todo si tenemos algún antecedente familiar que haya padecido la enfermedad, incluso en ausencia de síntomas, lo que es fundamental para detectar cambios tempranos.
  • Protéjase de la radiación ultravioleta utilizando gafas de sol.
  • Si ha sido diagnosticado de DMAE intermedia (Drusas) utilice la rejilla de Amsler 1 o 2 veces a la semana con cada ojo por separado. Para usar la cuadricula, asegúrese de que haya buena luz y usando las gafas de cerca, manteniendo la gráfica a unos 30 centímetros, cúbrase un ojo y mire directamente al punto central con el ojo descubierto y mantenga el ojo enfocado en él.

ENLACES DE INTERÉS:

https://www.ioba.es/clinica/retina-vitreo-dmae-degeneracion-macular-asociada-a-la-edad/

https://www.youtube.com/watch?v=Q5kRReHlPRk&feature=emb_title

https://www.youtube.com/watch?v=feOWJhW1vIg https://www.youtube.com/watch?v=OpVGLqNuifE

https://www.youtube.com/watch?v=_MnKXpAF8R8

https://www.youtube.com/watch?v=uiyuFPUG1P4

Este contenido ha sido elaborado por la Dra. Rosa María Coco Martín (Profesora Catedrática de Oftalmología en la Universidad de Valladolid. Director del Grupo de Investigación en Retina. Retinólogo en el IOBA).