Hoy en día casi todo el mundo sufre estrés de una manera u otra. ¿Quién no ha sentido estrés en algún momento de su vida? Y es que el estrés es un mal que nos cuesta mucho gestionar, pero que, incorporando ciertos hábitos saludables a nuestro día a día, a la vez que intentamos combatir aquello que hemos identificado como fuente principal de nuestro estrés, podemos lograr hacerlo más llevadero. De hecho, más de 40 millones de personas aseguran padecer síntomas relacionados con el estrés laboral.

Según el doctor Enrique Chipont, director médico y especialista en oftalmología de Oftálica, «las formas más comunes en las que se presenta el estrés en los ojos son la pérdida de visión, tic o temblor de ojos, inflamación ocular e incluso, si llegamos a niveles extremos, puede producir pérdida súbita transitoria de la visión».

Cuando estamos sometidos a un estrés permanente también podemos llegar a sufrir una pérdida súbita de la visión. Normalmente la pérdida de visión suele ser un síntoma transitorio, pero es muy importante que acudamos a un oftalmólogo si lo sufrimos, porque también puede tratarse de una señal de alarma que anticipe otro tipo de problemas.

El doctor Chipont destaca que, «el estar sometido a un estrés permanente, puede producir un estado conocido como fatiga visual, que torna borrosa la visión por la pérdida de foco. Es una afección transitoria muy común y en ocasiones va acompañada de sequedad ocular».

Cuando atravesamos grandes crisis de estrés, podemos sentir algunas molestias en nuestros ojos. Este temblor o tic nervioso, que se conoce como mioquimia del orbicular es la manifestación más frecuente del estrés en nuestros ojos y afortunadamente es lo más leve que nos puede ocurrir. Pues bien, este tic intermitente se trata de un movimiento involuntario provocado por la señal que transmite nuestro sistema simpático al músculo elevador del párpado superior que se encarga de elevar los párpados, llamado músculo de Müller, y se puede activar en situaciones de estrés en las que liberamos la hormona del estrés llamada catecolamina.

La inflamación en la retina puede estar causada por el estrés y suele corresponder con una maculopatía serosa central, que es una inflamación benigna de la mácula (parte central de la retina responsable de nuestra visión central y de la percepción de los detalles). Las personas que sufren esta maculopatía suelen percibir una visión borrosa y, en ocasiones, pueden sufrir una pérdida repentina de la visión.

El doctor Chipont aconseja que, «para reducir el estrés debemos procurar descansar las horas necesarias, incorporar en nuestro día a día hábitos saludables y hacer deporte para eliminar tensiones».

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