El arándano (Vaccinium myrtillus), es una planta subarbustiva de la familia de las ericáceas. Procedente de Europa, es muy habitual en los países escandinavos. Se trata de un arbusto que alcanza una altura de 20 a 60 centímetros con tallos de color verde claro y hojas de hasta 3 centímetros de longitud. Sus frutos son en baya, de unos 5 milímetros y con forma redondeada y un sabor muy sutil.

Tiene múltiples propiedades beneficiosas para la salud. Se destaca por su alto contenido en antioxidantes en especial antocianinas (compuesto de la familia de los flavonoides) que son las responsables de los pigmentos que le dan a los arándanos su brillante y fabuloso color. También tiene ácidos fenólicos, gran contenido de fibra, alto contenido nutricional, es libre de grasas y sodio y bajo en calorías
Según Food and Drug Administration (FDA), el organismo de salud de los Estados Unidos, el arándano es un alimento libre de grasas y sodio. Además, no contiene colesterol y es rico en fibras, vitaminas A, E y selenio

Catalogada dentro de la categoría de “súper frutas”, -es la fruta con mayor poder antioxidante-, por sus características nutricionales y antioxidantes, neutraliza los radicales libres, ayuda a fortalecer el colágeno y combate inflamaciones. Se transformó en uno de los aliados de la salud, de origen vegetal, más conocidos en Europa, por su eficacia y seguridad absolutas: es la fruta del siglo XXI

Arándanos y ojos

De los muchos beneficios para la salud que tienen las propiedades del arándano, la mejora y optimización de la visión es la ventaja más comprobada. Estudios recientes muestran que los compuestos del arándano mejoran ostensiblemente la salud vascular, permitiendo una mayor irrigación sanguínea y, en consecuencia, preservando la salud del ojo.

Diversos estudios realizados por la Universidad de Clemson y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos demostró el efecto positivo del arándano en la pigmentación de la retina y la visión nocturna, así como su capacidad de regeneración contra la inflamación retinal, la degeneración macular, la retinitis pigmentaria, el glaucoma y cataratas. En particular, las antocianinas demostraron su efectiva acción para proteger al ojo y regenerar daños provocados en la retina.